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 Lo haré  dijo.
Shea asintió con la cabeza. Delicadamente, abrió con los dedos el quebradizo papel.
 Supuse que lo harías.
Su cara era indescifrable, pero su voz ocultaba una sutil mezcla de tristeza y alivio.
A Shea le costó tres semanas ultimar los preparativos del viaje. Algunas tareas fueron
prácticas, otras fueron mágicas.
Durante aquel tiempo, Rhune permaneció cerca de la casa. Shea se lo había pedido,
diciendo:
 Será mejor que tu llegada sea una sorpresa para Seramir, sobre todo si
consideramos que todavía no sabe que estás libre. Si vas a la ciudad habrá comentarios,
y él tiene agentes en la ciudad.
Rhune estuvo de acuerdo. No había nadie en Skyeggo a quien quisiese ver. Todas las
condiciones de su antigua vida habían desaparecido. Durante el día paseaba junto al mar,
o nadaba en la bahía, deleitándose con el calor del sol o el roce del agua sobre la piel. Al
atardecer practicaba con las armas y combatía con los guardianes de la mansión.
Por las noches se sentaba junto a Shea en la biblioteca, para oír hablar al mago sobre
el Señor del Fuego.
 La isla es su dominio  decía Shea , y cuanto vive en ella es suyo. No confía en
nadie. El más inocente de los pinches puede ser un espía, o algo peor aún, una criatura
hecha por Seramir a partir del fuego. Tiene esa habilidad, como los demás señores de los
elementos.  Hablaba casualmente, como si él mismo no fuera uno de ellos . No comas
alimentos que se preparen con fuego, a menos que veas comerlos a otros. El pueblo del
fuego no come. Cualquier comida hecha con fuego puede estar hechizada para atraparte.
 Pero tú vendrás conmigo...  dijo Rhune . ¿No puedo fijarme simplemente en lo
que tú comas?
 No siempre estaremos juntos  dijo Shea.
En los días que precedieron al viaje, Birne, el almirante, estuvo yendo a la casa. Rhune
malgastó aquellos días en la playa. Una mañana estaba paseando cuando Shea le llamó.
Rhune acudió junto al Señor del Mar.
 Pasea conmigo dijo el brujo.
Obedientemente, Rhune le siguió a la pradera que se extendía al oeste de la bahía. La
hierba era exuberante, muy regada, como todas las tierras de Shea. Una vez más, el
brujo empezó a hablar del Señor del Fuego.
 Deseo que confíe en ti  dijo . Si confía en ti, presumirá de sus poderes. Puede que
te cuente algo sobre los ardides que está utilizando para sembrar la destrucción en
Ryoka. Pero no creo que te diga dónde encontró el método. Yo buscaré por sus
habitaciones. Si no lo encuentro en ellas...  Shea hizo una pausa y, con estudiado y
deliberado gesto, partió la cabeza de una margarita . Tendré que obligarle a que me lo
diga.
Una abeja amarilla zumbó encolerizada saliendo de entre sus dedos, dio una vuelta en
torno al mago y se alejó volando.
 ¿No puedes acabar con sus artimañas a distancia, desde el puerto?  dijo Rhune.
Shea meneó la cabeza.
 Seramir protege muy bien su montaña  dijo . Una vez esté confinado y debilitado,
será posible. Pero no puedo someterle a distancia. Incluso cara a cara, la tarea será muy
difícil. No es fácil capturar a un brujo en sus propios dominios.
 Lo sé  dijo Rhune.
Shea sonrió.
 Eres un hombre fuerte  le dijo . La cadena con que te retuve era de acero común,
y se cerraba por un hechizo. Eso no retendrá a Seramir. Todo lo que ha sido hecho con
fuego está sometido a su mando.
Continuaron el paseo por la pradera. Finalmente, Shea se detuvo junto a un círculo
pelado, marrón, agreste y extraño entre la hierba exuberante.
 Por lo tanto, haremos una cadena adecuada  dijo Shea. De nuevo estaba mirando
a Rhune . Una vez deseaste hacer magia, ¿no es así?
Rhune apretó los dientes.
 Sí.
Shea se arrodilló junto al área desnuda, no en ella. Rhune le imitó.
 Ahora podrás. Coloca una mano en el centro del círculo y espera.
Rhune obedeció. No tardó en sentir una vibración, como si la misma tierra estuviera
zumbando silenciosamente. La sensación era desagradable, aunque no dolorosa, pero le
debilitaba.
 ¡Apártate!  dijo Shea.
Rhune retiró el brazo. Temblaba, tenso, como si hubiera estado sujetando un peso
enorme.
 ¿Qué es eso?  preguntó.
 Un lugar de poder  dijo Shea . A veces se les llama círculos de brujas. Como una
lente que concentra el poder del sol, este punto concentra el poder de la mente que
llamamos magia.
Rhune se frotó el brazo.
 No lo comprendo.
 Del mismo modo que un volcán es un pozo de los fuegos invisibles de la tierra, o un
manantial la liberación de las aguas subterráneas, este círculo es un pozo, una rueda, un
manantial, cualquier imagen que surja en tu mente, de la magia. Puede ser usado por
aquellos que saben cómo hacerlo.
«Yo no puedo», pensó Rhune. Miró con agitación el círculo de poder.
 No te hará daño  dijo Shea.
Las tranquilizadoras palabras espolearon a Rhune.  ¿Qué debo hacer?  preguntó.
 Pon ambas manos en el círculo.  Shea adelantó sus propias manos mientras
hablaba . Elige una de esas imágenes, el pozo, la rueda, el manantial, o crea otra en tu
mente a partir de lo que te he dicho. Haz la imagen clara y fuerte, y entonces mírate a ti
mismo como si estuvieras extrayendo sustancia de ella.
Rhune tendió ambas manos sobre el estéril lugar. Por un momento, no supo qué hacer.
Finalmente, visualizó debajo de la tierra desnuda un enorme imán. Era una roca antigua,
marrón, pesada, que atraía con terrible fuerza magnética. Rhune sintió el tirón.
 Creí que sería fácil  dijo.
 No  dijo Shea . No es fácil. No pares.
Rhune apretó los cerrados párpados y arremetió contra la roca. La piedra tiró de él
hacia abajo, arrancándole la fuerza, arrancándole pensamientos, amores, miedos,
esperanzas, arrancándole sentidos y nervios, arrancándole el corazón y los pulmones  la
respiración le ardía en la garganta , arrancándole las piernas, los brazos y los dedos, [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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